viernes, 25 de diciembre de 2009

PARA UN SER ESPECIAL QUE SE HA IDO, MI QUERIDA PANTERA


A todos ustedes que hacen posible que mis memorias puedan seguir vivas, a mis grandes amigos, compañeros de esta vida:


8 de mayo del 2009
A MI QUERIDA PANTERA:

Antes que otra cosa, quiero agradecerte por estos 13 años de compañía. Trece años juntas.
Recuerdo desde que llegasté conmigo, eras una pequeñita, negrita, chiquitita, llorabas tanto, dormías tanto, que recuerdo te colocaba en mis piernas hasta que te dormías. Después, yo quería hacer otras cosas, te dejaba acostada en el sofá y al poco rato ya estabas llorando, así hasta que decidí llevarte conmigo a todos lados. Aprendiste a estar conmigo y yo aprendí a quererte mucho. Recuerdo que te dabamos gatina de pollo o de pescado, creciste bella, tu pelo brillaba mucho, era hermoso ver que en la noche sólo podía apreciar tus hermosos ojos.

Bien, en tu infancia, eras latosísima, te subías a todas partes, te colgabas como Tarzán de las cortinas, te metías en mis zapatos, jugabas con todo lo que te llamaba la atención, aún recuerdo tu pasión por las bolsas, las cubetas, te gustaba meterte en todas ellas y como te camuflajeabas con todas ellas, me dabas cada susto, maravilloso. Siempre buscando nuevos lugares para dormir, buscando nuevos escondites, y no se diga cuando te afilabas tus garritas, jajaja, el malestar de mi madre, pues has dejado, hasta ahora, todos los sofás agujerados, jejejejejeje.

Aunque en aquellos momentos no me haya divertido, ahora puedo decirte que esa eras tú, y yo así TE AMO.

Recuerdo cando eras salvajamente salvaje, a nadie obedecías y la única valiente (jajajajaja) para educarte, fui yo, nos costó enojos, malos momentos, entre matamoscazos, nalgadas, arañazos, aprendiste a comportarte, definitivo no la pasamos bien ninguna de las dos. Además fue tardío el momento en el que entendiste a nuestra tradicional forma de llamarnos (los seres humanos) por tu nombre, PANTERA.

Quiero decirte que me llevó tiempo saber cómo te llamaría, te observé por varios días, tu manera de caminar es impactante, tu mirada, tus pasos, igualita que una pantera, así fue entonces que por eso te llamas PANTERA.

Yo no lo sé a ciencia cierta, pero has ido cambiando mucho, recuerdo tu adolescencia, bastante fuerte,jajajaja, de hecho fueron esos los momentos en los que menos nos llevamos.

Después yo sentía muy feo que no te dejabas acariciar, era fuerte para mí, quería que me tuvieras confianza, nuestra relación volvió a cambiar, comence por acercarte mi mano despacio, dejar que la olieras, después un buen día comence a chiflar y enseguida ibas conmigo, para mí eso fue un gran descubrimiento. Así nuestra relación fue cambiando. Aprendí a respetar tus tiempos, tus momentos, pues no podía acariciarte cuando yo quisiera, sino cuando tú me lo permitieras. Aprendí a amarte así, también tú aprendiste que no me gustaba que te durmieras en mi ropa, nos acoplamos bien. Después entraste en brama, recuerdo que no era fácil el trato con los gatos, en ese entonces sólo convivíamos con la Papu, la guardábamos, para que tú pudieras tener un encuentro con esos "felinos". Fue curioso verte, para mí era curioso, parecían dos humanos en la misma entrega, recuerdo que fueron 2, y finalmente quedaste embarazada, tu pancita era especial, era lo único blanco que se te veía, después el nacimiento de los pequeñines, yo no sabía que tú tampoco tenías idea de cómo eso iba a ser, cuando te subiste arriba de mí, nació el primer gatito, él único que era negrito como tú, falleció, no supimos qué hacer, hasta que los bañaste a todos.

Comenzaron a crecer, fue una gran revolución, todos corrían, era un campo de batalla, una gran fiesta, ninguno obedecía, pero además eran muy hermosos, como tú, salvajes, como tú. Los tuvimos que acomodar, ¿recuerdas que nos costó trabajo? Pero bueno, desprenderse de ellos tampoco fue fácil, pero era necesario.

Seguimos nuestras vidas, recuerdo que tú querías explorar todo, incluso cuando Papu comía, fue desagradable la lección, pero aprendiste que ellos también tienen que comer, además fue cercana a una Navidad, porque estabas echada en el eno, debajo del árbol y te veía rara, sin ganas de nada, hasta que te cargué y vi tu oreja, cortada, llena de pus, y pues no hubo de otra, eras difícil de tratar, recuerdo que te enredé en una toalla, te tuve que hacer taquito, cogí un cepillo pequeño, te lavé toda la pus y finalmente te puse polvos de terramicina, sólo bastó una curación para que te recuperaras. Fue la única vez que te habías enfermado, hasta estos días. Nos tocó vivir el fallecimiento de Papu, conociste a mis amigos de la secundaria, mis compañeros de la prepa, a mi gran amigo Ismael, quien te cayó muy bien, todavía lo recuerdo, desde la primera vez que vino, te subiste arriba de él, ¡jamás había convivido con un gato, ni siquiera sabía que eras hembra! y dijo: ¡Tu gato está roncando! jajajajaja, pero estabas arriba de él.

Por alguna razón, siempre había querido proteger a la mayor cantidad de animales que podia, perdón si eso te incomodó, como cuando llegó la Mimosa, la siamesa de los ojos azules, fue todo un reto que la aceptaras, entiendo que no fue así, pero por lo menos, el tiempo que estuvo con nosotras, fue bueno. Compartiste con ella, luego, algunos otros visitantes, recuerdo que hubo un gato tigresito chiquito, quien jugaba contigo, fue de esos gatos que no eran tuyos, pero a los que toleraste bien, con quienes compartiste. Acogiste bien al Nego, parecía tu hijo, todo negrito, se dormía cerca de ti, sólo pobre gato fetichista, nunca pudo tener romance con las gatas, lo despreciaban, además de ser sucio, bueno eso lo digo yo, porque nunca lo entendí y además de que me hizo pasar unos momentos desagradables, cuando se orinó en unos cuestionarios que tenía que entregar en la Universidad, jajajaja, les eché perfume y les saqué fotocopias, la chica que lo hizo, estaba realmente desconcertada, jajaja, pero bueno, después cuando tiraron a una gatita al jardín, recuerdo que la recogí, y la intentamos crecer contigo. Pero ella apesar de ser chiquita, era muy territorial, no te dejaba acercarte a la comida, siempre fue uno de tus problemas, nunca dejaste de tenerles miedo a las gatas, o tan siquiera defenderte de ellas.

Así que ya no querías estar aquí, te ibas y eso me dolió. Me dolió dejar a esa pequeñita y regalarla, pero a la vez, deseaba que tú volvieras a casa, bueno, después llegó Minuet, con quien nunca te has llevado, pero a quien toleras.

Has estado conmigo en muchos momentos, buenos y no tan buenos, has compartido conmigo mis logros y mis fracasos, aprendiste a dormir debajo de las cobijas y a un costado mío, me enseñaste a no tener miedo a la oscuridad, aprendí a dormir sola, me acompañaste en ese proceso. Te conozco desde que tenía 14 años, y ahora que tengo 27 años, sólo puedo decir que te llevo en mi corazón, que no deseo te marches de mi lado, quiero estar contigo todo el tiempo, también aprendí a sólo darte mi cariño y jamás volver a pegarte, has hecho cambios en mí con tu manera de ser, no deseo despedirme, pero quiero que siempre sepas que TE AMO, mi bigototes, TE AMO.

Ross

Después de haberla escrito, se la leí, estuve con el moco tendido todo el tiempo y no la abandoné, estuve con ella hasta el día de su deceso, trágico, pero ahí estuvimos mi querida Pantera, te llevo en mi corazón.


GRACIAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario