jueves, 31 de diciembre de 2009

INVENTARIO PERSONAL

31 de diciembre del 2009

El inventario personal
A miles de kilómetros de lo que existe, a unos cuántos más de lo que no ha sido descubierto, con claros y oscuros pesamientos, viviendo lentamente los pasajes de la inevitable memoria que vive dentro de mí, estoy sintiendo las esencias de los queridos ausentes y de los amados presentes seres humanos y seres vivos, que conocí en este año, a quienes solamente me queda darles una participación más amplia en mi incansable memoria de lo inolvidablemente olvidable.
Como si nunca nada más dejará de existir, que la eterna presencia de lo visible, lo que se siente y no pasa por años, tal vez meses, días y escasas horas, haciendo uso de mis facultades mentales, de mis procesos de aprendizaje, ensoñadamente recuerdo, a cada compañero en el laberinto de lo desconocido, que dejó de hacer huella y eco, en el sistema escolar, a inicio de este año. Es casi imposible olvidar cada rostro, representado en cada actitud, en cada gesto, con cada comentario, que me dejó pensando en cada momento, sobre lo difícil que ha de ser ver pasar la juventud, sentado o sentada, en el pasado; acumulando datos inmemoriables, transmitidos por varios siglos ya, pero quizá sin ninguna pizca de conocimiento práctico en la vida diaria; de lo difícil que ha de ser preguntarse después de 30 años: ¿qué he hecho en todo este tiempo?, de lo doloroso que ha de ser, querer saberlo todo y estar consciente de que eso parece una tarea tecnicamente imposible. De lo maravilloso que tal vez pudo ser, el darse cuenta de cuánto habían olvidado de sí mismos, cuántos momentos y experiencias no resueltas se habían convertido en un pedazo de yeso, que se hizo cada vez más presente, se pegó tanto a sus pieles, que no se podía apreciar nada de lo esencial en ellos. De la felicidad que tal vez, pudo ocasionarles liberarse de tanta supuesta madurez, e ir reconociéndose en cada nueva tarea, en cada nueva oportunidad. Además de que algunos los vi casi hasta el final de la gran meta, de la recta final, mientras que a otros, sólo los vislumbre un par de veces. A todos ellos, gracias, sus miradas fueron espejos inevitables para mi “corta” existencia.
Y como diría el conocimiento popular, “la vida pareciera una ruleta, en donde algunas veces estás arriba, otras veces estás abajo”, bueno pues a lo mejor, sea verdad, a lo mejor sólo sea parte de la descripción de una parte de cada experiencia compartida, sin embargo; pareciera ser que la ruleta, no sólo tiene dos ubicaciones, ni tampoco puede llevar a dos lugares, a saber, el éxito o el fracaso, ni tampoco parece estar por una ilógica razón. Mientras más lo medito, mientras más lo siento, aparece cierta sensación de conformidad, de alivio, al creer que no sólo estuve en la ruleta, sino también en en la montaña rusa y en el splash, pues, esa maravilla de la mecánica de ciclos, pareciera estar yendo y viniendo, hacia lo concreto y lo abstracto, hacia lo visible y lo invisible, hacia lo tangible y lo intangible, quizá también, pasa por todos ellos en matices y mi dual pensamiento sólo puedo entenderlos cuando están casi al extremo. Y sin explicar en qué consisiten los diferentes escenarios hacia donde la ruleta puede llevar, puedo decir, que en el extremo del éxito estuve, haciendo honor a la razón de mi existir, “nada humano está lejos de mí”, compartiendo, sintiendo en cada taller, en el que participé, creando nuevos significados con todos aquellos valientes, que se atrevieron a ver, a sentir y construir su realidad, de manera diferente. Igualmente sentí estar en el otro posible extremo, demoliendo mis grandes ilusiones idealizadas, en el taller de un gran maestro, “la fuerza de mi interior, el Dios adentro de mí”, transformando a mis fuerzas y a mis capacidades, la única salida, que escogí y tal vez no por estar consciente de que esa fuera la mejor opción, sino tal vez, porque nunca tuve el tiempo para meditar si existían otras posibilidades, esa gran ruleta, no deja escoger el momento ni el lugar para hacer cambiar, para contrastar entre los dos posibles extremos, que parecieran opuestos, pero a lo mejor, sólo son el complemento para nuevamente estar, del otro lado del umbral del dolor, de la tristeza, la consciencia, la madurez y también el conocimiento. Solamente por esa razón, debería anclarse la consciencia de cada ser humano, en cada momento presente, para sólo darse cuenta de que lo único que existe es el presente, tal vez lo demás sea producto de meros pensamientos y razonamientos, que llevarían a un posible futuro y también a un posible pasado, pero qué mejor que fueran más saludables, pues parece que la consciencia sólo sabe ir hacia lo más doloroso, hacia lo más triste, hacia donde puede ir, intentando resolver su eterno presente, que sería su eterno pasado, anclándose en cada día, en cada semana, en cada mes, en cada año, quizá con la esperanza de que en algún momento lo que aún no está revelado a la luz, salga finalmente, a lo mejor transformado en un hermoso regalo de vida, tal vez en un hermoso paisaje, quizá en algún valioso sentimiento o tan sólo en el famoso 20 que cae, llenando los huecos y los vacíos de la mente y de cada pensamiento.
Sin embargo, nunca es posible saber el momento exacto, ni el tiempo perfecto para que ese gran regalo, manifestado en la mejor manera para cada quien, llegue, mientras tanto, la memoria sigue recordando, algunas veces con dolor, otras veces con felicidad, unas cuantas con optimismo y otras veces, sin ninguna opción, más que avivando en cada célula, el pasar con aquellos, que por años habían estado ahí, presentes, instalándose en el corazón, construyendo nuevos horizontes, hacia tierras lejanas, hacia tierras cercanas y que finalmente, abandonaron el viaje. Algunos llevaron sus maletas, hacia otros países, otros, no llevaron ni ropa, ni zapatos, ni grandes objetos para recordar, simplemente se llevaron su alma, y dejaron todo aquí mismo. Algunas veces, pudiera esperarse, que algunos partiesen con su alma hacia otro lugar, hasta ahora desconocido, como medio para evitar tanto dolor físico, pero pocas veces, puede esperarse, que alguien sin motivo o razón aparente, simplemente abandonen un viaje compartido, y de los que sólo la tradición, el relato y la memoria familiar, la de los amigos y tal vez la colectiva, puede hacer que sigan vivos, en cada consciencia, en cada memoria. A todos aquellos seres vivos que han partido, gracias por dejarme tanto que seguir aprendiendo en cada recuerdo, a todos aquellos seres humanos que también se han ido, gracias, porque su partida me enseña mucho de lo que tal vez quiero seguir haciendo y HOY, sigo teniendo la oportunidad de hacer.
Pero en este viaje, siempre hay muchos más con quienes compartir, quizá es la única esperanza viva, seguir compartiendo, todo el tiempo, seguir construyendo, hasta que sin saber, también se pueda abandonar el viaje. Mientras tanto, hay algunas personitas, que siendo hombres, comenzaron a hacerme pensar, a reflexionar, a sentir, sobre lo que yo, siendo mujer, deseo y quiero hacer. Esa sabiduría popular que dice: “de los hombres soñando, se han construido grandes realidades”, puedo pensar, que muchas de las cosas, de las que hoy se pueden gozar, alguna vez fueron sólo ideas de alguien, a quién por alguna razón, y sin saber el último fin de su creación, están aquí presentes, han pasado a la historia en cada generación y se han transformado para cada tiempo. Pero, no todos los sueños pasan a la historia de la misma manera, ni todos se convierten en creaciones tangibles, ni visibles para los demás, algunos sueños, sólo algunos los alcanzan a ver, a admirar y a recordar, mientras que en otras partes de este mundo, nisiquera saben que existieron en la memoria de algún hombre o alguna mujer. ¡Qué hay de aquellos sueños que algunos hombres han provocado en mí, qué hay de aquellas ilusiones de amor que me han hecho sonreír, y con tan poco! Aquellos hermosos sueños, en donde no existía nada que no fueran encuentros felices, pasión del cuerpo, erotismo puro, lejos de tantos prejuicios, lejos de tanta paja metida en el reglamento social y moral, que estipula, cómo, cuándo y con quién se puede soñar, siendo mujer. A aquellos hombres, gracias, porque de algunos, encontré gran inspiración para hacer y deshacer en mi interior, para acomodar mis creencias sobre la vida, sobre cómo puedo experimentar el amor, porque con todo ello, en mi inventario personal, descubrí, que todo iba siendo, parte de una hermosa y muy brillante creación, UNICAMENTE EN MI INTERIOR. Porque de uno en particular, me despido, para no volver a pensar, que sus palabras alguna vez tuvieron verdad, para no recordar que sus engañosas mentiras, decían sólo su gran afán de ser un hombre feliz, sin poder llegar a reconocer que sus propias creencias, lo limitan a seguir en el encuentro y reencuentro de los reflejos de cada espejo. Pero me despido de mi sueño, más de no de ese hombre, a quien no juzgo, sólo lo contemplo en su afanosa, repetible y convincente creación. Mientras tanto, ésta sólo es una memoria, que tal vez pasará como un sueño nunca hecho realidad, porque quizá la realidad se sustente de mucho más que sueños. Porque parece que lo que se hace realidad, tiene que ver con soñar diariamente hasta el más mínimo detalle, pero al mismo tiempo, no es soñar por soñar, sino soñar actuando, creando, constantemente con el corazón lleno de fé, de seguir el camino del mismo corazón, que ese nunca miente.
Y siguiendo el camino de mi corazón, puedo decir que, sin esperanzas de encontrar una verdad en mis sentimientos, sin tratar de encontrar el origen de la esencia de mi ser, encuentro también, que de maravillosas y gloriosas experiencias, me llenaron los reencuentros con excompañeros de mi formación profesional, del encuentro con personitas que nunca antes había visto, pero que hoy su presencia mi ilumina, del apoyo de amigos en tierras lejanas, que tienen en el corazón, el deseo de que todo aquel que la tristeza pueda invadir, se recupere de tal condición, que produzca en utilidad su dolor, a todos ellos, muchas gracias. Sus palabras me han hecho nadar en aguas turbias, pero encontrando el camino para nadar hacia aguas ligeras y cristalinas.
Existen personitas, a las que nunca dejaré de amar, por su esencia, su naturaleza, por su condición de seres humanos, pero también por lo que han hecho de mí, con todo y sus limitaciones, que me han regalado un cofre de tesoros invaluables, como la mujer que me dio la vida, que su gran amor, tal vez no tenga un lenguaje común, ni tampoco tenga códigos decifrables, pero lo que sí tiene es mucho que dar, mucho que proteger y mucho qué compartir, a ella GRACIAS, infinitas, que con todas mis palabras, mis minutos, segundos, meses, semanas y muchas décadas de vida, pueda decir siempre, hoy aquí y donde quiera que ella se encuentre GRACIAS. A mis amigos y amigas de este viaje, con quienes he compartido en más de una vez, alguna situación, quienes han construido su propio espacio en mi corazón, por su incondicional apoyo, su voluntad para hacerme reír y su gran corazón para contagiar el mío de paz y tranquilidad, GRACIAS.
No sé cuánto tiempo, siga aquí, en este recorrido, acompañando a cada persona que me deje entrar en su vida, para crear cosas diferentes, para disputarnos un concepto, para trabajar en la sanación, para aprender siempre positivamente, para amar en pareja, para encontrar un camino más hacia la espiritualidad. Pero mientras nadie, ni nada tenga certero ese tiempo, lo mejor será seguir compartiendo, seguir recordando para construir hacia adelante, para anclarse cada vez más en el presente, en el eterno HOY. Así seguiremos caminando juntos, por muchos tiempos memoriables.
Y por último en este recuento, al niño que me saca una sonrisa cada vez que lo veo, que me lleva a experimentar nuevamente a mi ser dando, entregando, al mismo tiempo dispuesto a seguir recibiendo, GRACIAS.
Ross

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